Es una debilidad o fallo en un sistema de información (software, hardware, o incluso en el factor humano) que puede ser explotada por un atacante para llevar a cabo un ataque exitoso, como obtener acceso no autorizado, robar datos o causar daños.
Estas son las vulnerabilidades/ataques más conocidas en la web
Consiste en inyectar código SQL malicioso en una consulta, lo que puede llevar a la manipulación de la base de datos o al robo de información sensible.
El atacante inyecta código Javascript malicioso en páginas web vistas por otros usuarios, lo que puede llevar al robo de información o a la manipulación de la sesión del usuario.
El atacante induce a un usuario a realizar acciones no deseadas en una aplicación web en la que está autenticado, lo que puede llevar al robo de información o a la manipulación de la sesión del usuario.
El atacante intercepta la comunicación entre dos partes para robar información o inyectar contenido malicioso.
Permite a un atacante inyectar cabeceras HTTP maliciosas en una respuesta web.
Se basa en manipular el encabezado "Host" de una solicitud HTTP para redirigir a los usuarios a sitios maliciosos.
Consiste en inyectar caracteres de nueva línea en una respuesta HTTP, lo que puede llevar a la manipulación de la respuesta o al robo de información.
Si una organización carece de visibilidad del código externo que se utiliza dentro de su aplicación (incluidas las dependencias anidadas) y no lo escanea en busca de dependencias, entonces puede ser vulnerable a la explotación.
Las fallas criptográficas incluyen la imposibilidad de utilizar el cifrado, configuraciones incorrectas de los algoritmos criptográficos y una gestión de claves insegura.
Las vulnerabilidades en la nube son errores o deficiencias en la configuración de los servicios en la nube que pueden permitir el acceso no autorizado, la pérdida de datos, la ejecución de aplicaciones maliciosas o la interrupción de servicios.
Errores en permisos de almacenamiento, redes o buckets públicos pueden exponer datos sensibles a Internet.
Permisos excesivos, credenciales expuestas o falta de autenticación multifactor son vectores de ataque comunes.
Las APIs sin validación o cifrado pueden ser manipuladas para acceder o modificar información crítica.
Usuarios con acceso autorizado que abusan de sus privilegios o cometen errores pueden comprometer la nube.
Errores desconocidos en sistemas cloud pueden ser explotados antes de que se liberen actualizaciones o parches.
Tráfico masivo dirigido a los servidores cloud que degrada el rendimiento o interrumpe los servicios.
Datos mal cifrados o accesibles públicamente permiten a los atacantes robar información confidencial.
Errores o brechas en los servicios del proveedor cloud afectan directamente a los clientes que los utilizan.
Puertos abiertos o grupos de seguridad mal configurados permiten ataques de exploración o acceso no autorizado.
No mantener actualizados los servicios cloud puede permitir la explotación de vulnerabilidades conocidas.
Eliminar datos críticos, compartir claves por error o dejar recursos sin protección sigue siendo una amenaza común.
Cómo prevenir las vulnerabilidades y qué ocurre si no se controlan a tiempo.
Ignorar las vulnerabilidades puede generar graves daños a nivel técnico, económico y reputacional.
La información sensible puede ser robada, alterada o destruida, afectando la privacidad de usuarios y la integridad de la empresa.
Los ataques provocan interrupciones en los servicios, gastos en recuperación, multas legales y pérdida de clientes.
La confianza de los usuarios se ve afectada al conocer que la organización sufrió brechas o pérdida de información.
Una mala gestión o ataques DDoS pueden inhabilitar servicios esenciales, afectando la disponibilidad global.
Los atacantes pueden tomar control de cuentas administrativas o manipular información interna sin ser detectados.
El incumplimiento de normas de protección de datos (como la GDPR o la Ley 1581 de Colombia) puede generar sanciones graves.